El fútbol como práctica deportiva proporciona una mejora de la forma física para la calidad de vida.
Muchas veces los niños con Síndrome de Down presentan niveles inferiores en su estado físico si los comparamos con sus pares carentes de esta condición. El deporte ayuda a mejorar en gran proporción esta carencia.

Generalmente los niños y jóvenes con Síndrome de Down son propensos al sobrepeso, no por su deficiencia sino por falta de ejercicio.

Entonces, no hay que confundir la capacidad física de una persona con su capacidad intelectual. El ejercicio físico constante y metódico que realizan jugando fútbol, ayuda en gran medida a mejorar la calidad de vida.

También la actividad física que demanda el fútbol, beneficia a los niños, mejorando y desarrollando:

• La fuerza muscular
• El equilibrio estático
• La postura corporal
• Percepción de cuerpos diferentes
• Coordinación general
• La orientación espacial

Los entrenamientos y partidos de fútbol proporcionan un marco para la integración social que favorece el estado emocional. Proyectan una imagen normalizada y comparten las ilusiones, el esfuerzo y el cansancio con sus compañeros de equipo.

Ellos manifiestan su gusto por sentirse parte de un conjunto. El reconocimiento de los méritos adquiridos les da mucha satisfacción no solo a ellos sino también a las familias debido a la actitud positiva y segura de sus hijos.

La sensibilidad social se va fortaleciendo, a medida que aprenden las reglas que rigen su participación y que también deben respetar.

Es un hecho que el fútbol es una actividad eficaz para los niños y jóvenes con Síndrome de Down y siendo una disciplina que promueve el trabajo en equipo favoreciendo la socialización y comunicación.

A través de la práctica del fútbol, se logra que trabajen en equipo y motiven el compañerismo. Estas acciones potencian el sentimiento de aceptación del niño y un progreso en su sociabilidad con el entorno y fuera del campo de fútbol.